sábado, 26 de febrero de 2011

Inteligencia y dieta

Una dieta rica en grasa, azúcares y comida procesada en la infancia temprana puede provocar un menor desarrollo de la inteligencia según un nuevo estudio.

El estudio, publicado en BMJ’s Journal of Epidemiology and Community Health, ha encontrado que existe una asociación "débil pero no encontrada hasta ahora" entre los hábitos alimentarios en la infancia temprana y los resultados de inteligencia general evaluados a la edad de 8 años y medio.

El estudio es una "macro" investigación sobre 4000 niños ingleses y ha examinado sus dietas en conjunto desde los 3 años hasta los 8 años y medio. Dentro de la tremenda variabilidad de hábitos alimentarios los investigadores han agrupado las dietas en 3 grandes grupos: "tradicional":asociada al consumo de carne guisada, pollos, patatas y verduras); "sana", asociada al consumo frecuente de ensaladas, fruta, pescado, pasta y arroz) y "procesada" o asociada al consumo frecuente de alimentos preparados. Uno se imagina a los niños del primer grupo comindo cocidos y estofados, al los del segundo grupo con unos padres muy sensibilizados y al tercero consumiendo bollería, pizzas, fiambres y hamburguesas...)

El análisis estadístico en principio mostró una clara correlación positiva para la dieta sana ( mejores resultados en los tests de inteligencia general), una negativa para la dieta "procesada" y curiosamente neutra para la dieta tradicional.

Reconozco que estos estudios no me convencen mucho, es esperable que en las familias donde los padres se esfuerzan en dar esta dieta "sana"(ya me contarán cómo se consigue que les guste las ensaladas a los niños) puedan corresponder también en general a padres que se preocupen también más del rendimiento escolar de los niños. Al contrario, en los hogares donde se preste muy poca atención a la alimentación probablemente también se  ponga poco esfuerazo en ayudar al rendimiento escolar de los niños. La dieta tradicional correspondería a una situación intermedia o donde se den ambos casos. Sin embargo los autores del estudio esta vez si han estado alerta de estas posibles correlaciones escondidas en el estudio y han introducido ajustes para corregir estas tendencias esperadas.

Tras realizar los ajustes les ha quedado una correlación negativa más debil, pero aún claramente presente entre la dieta procesada y la inteligencia general. Cuanto más aumentaba el consumo de alimentos procesados menor indicie de inteligencia general se encontraba ( se ha viso un descenso de 2 puntos en el índice (IQ) por cada punto de incremento en su consumo. Para las otras dos dietas la correlación se volvió muy atenuada.

En definitiva: no se han encontrado "dietas inteligentes" pero si indicios de que una alimentación "descuidada" y basada en platos "de conveniencia" si pueden afectar negativamente al desarrollo intelectual de los niños

Detalles del estudio:

Journal of Epidemiology and Community Health
doi: 10.1136/jech.2010.111955
“Are dietary patterns in childhood associated with IQ at 8 years of age? A population-based cohort study”
K. Northstone, C. Joinson, P. Emmett, A. Ness, T. Paus

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